The water is warm, but it's sending me shives -

Qué fácil era todo. Cualquiera que lea esto se pensará que soy una cuarentona muy experimentada en esto de vivir y que la vida me ha hecho muchas perrerías y añoro mis años de inocencia y despreocupación. Pero no, es una verdad tan obvia, que hasta yo con 15 años me he dado cuenta de ello. La verdad es que todo era como tenía que ser. Mamá y papá siempre estaban ahí cuando te caías y te hacías daño, llorabas por ello y por cualquier cosa que tuviera importancia para ti. Ahora tengo que aguantarme las lágrimas como una campeona, para que nadie se de cuenta de que realmente estoy mal, de que necesito ayuda. Ya no es que no tengas a tus padres al lado para guiar, proteger y asegurar tus pasos. Ya no los necesitas, no los quieres, te estorban. Error. Pero es lo que toca, ¿no? Toca equivocarte y que la vida te machaque por ello. Me encantaba hacer las cosas bien y que las "profes" en la "guarde" me pusieran pegatinas luminosas y brillante en la frente, para que todo el mundo viese que era una niña buena. Ahora hacer las cosas bien "es tu obligación, no te vamos a premiar por ello". Me acuerdo también de cuando nos decía eso de "no cosas caramelos de desconocidos" y ahora los cogemos y buscamos simplemente para olvidar que tenemos problemas, acarreados a una supuesta madurez que muy pocos saben llevar por su cauce y mantenerla en curso. Muchas veces me acuesto con el deseo de amanecer con 25 años y tener la vida solucionada y vivirla antes de lo que toca porque me muero de ganas de saber a qué me enfrento. Pero, señoras y señores, realmente, TENGO MIEDO.

Imágen tomada de Tuenti.