Comencé una historia hace demasiado tiempo, que tenía dos protagonistas: tú y tu ego, y no sé cuál de los dos ocupaba más caracteres dentro de mi pequeña libreta donde aparecían las aventuras y desventuras que sobre vosotros contaba, Que si hoy, te quiero, pero mañana te demostraré que soy demasiado para ti. Que si hoy estás preciosa, pero mañana me interesará más que me miren otras chicas por la calle. En fin, que era una historia taaaaaaan monótona y repetitiva que sudé de seguir escribiéndola, me cansé, chico. Estas cosas pasan. Y ese momento en el que tu ego sale a la luz de nuevo, reprochándome el haberle sacado de escena, y con el a su dueño (¿o debería decir a su esclavo?), ese dulce momento cuando me alegro cada vez más de haberte dejado de escribir. Es como ver a un niño pequeño patalear por su piruleta robada. "Cruel" me llamaréis, pero es la crueldad más dulce y vengativa que jamás se me pudo ocurrir.
Y aunque parezca mentira, me duele más a mi que a ti el haberte sacado, ya que aún más dulce era poderte tener en mi boca (y en mi libreta)
*Ni la historia es real, ni la canción tiene relación, ni la imagen es especial. Simplemente, me apetecía inventar un porquito;)*