Y por esos 12 cochinos euros de cada día volvería una y otra vez al paseo del retiro a tocar esas canciones una y otra vez. Hablar con la gente de allí, mirar a los paseantes a los ojos, hacerles sentir cosas, sonreirles y que te devuelvan la sonrisa, o incluso esa mueca de aprobación. Y si ya van, y te echan un par de monedillas, mejor que mejor. Aún no tengo que vivir de ello, pero si en algún momento de mi vida tuviera que hacerlo lo haría sin dudarlo. En Madrid o dónde haga falta. Es algo más que 12 cochinos euros ganados un día y que luego hay que repartir. Es música en estado puro no, purísimo. Coincidiendo con otras personas que también lo sienten así. Aprendiendo de la gente y no solo acordes. No sé, es la magia del escenario, tomando el escenario como el suelo calentado por el sol durante toda una vida y que ahora nos acoge para darle notas de sonido y color a su triste vida.
Cap. 11
-
Jack Taylor lanzaba miradas furtivas a Jamie entre su melena despeinada,
miradas que Jam devolvía acompañadas de una sonrisilla travies. En unas
cuantas, J...
No hay comentarios:
Publicar un comentario